Pamukkale

Pamukkale significa literalmente ‘castillo de algodón’ y es una de las maravillas naturales más impresionantes de Turquía. Está formado por una serie de terrazas de travertino blanco que caen en cascada por un acantilado de casi 200 metros de altura. Los depósitos de minerales blancos y duros, que desde lejos parecen nieve, se deben al alto contenido mineral del agua del manantial natural, que corre por el acantilado y se congrega en cálidas piscinas en las terrazas. Se trata de una atracción turística tan popular que hubo que establecer algunas normas para preservar su belleza, entre ellas que los visitantes ya no pueden caminar por las terrazas. Sin embargo, los que quieran disfrutar de las aguas termales pueden darse un chapuzón en la piscina cercana, sembrada de fragmentos de pilares de mármol. Fueron las aguas termales las que propiciaron la fundación de la ciudad balneario de Hierápolis a finales del siglo II a.C. por la dinastía de los Atalidas, los reyes de Pérgamo. Los restos incluyen las antiguas ruinas de los baños, templos, el teatro bien conservado y la mayor necrópolis o cementerio de Anatolia, con más de 1200 tumbas.